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Mostrando las entradas de junio, 2009

de "los amigos muertos"

Aquí estoy, atorado en la ciudad de llamas. Leí a Nietszche muy joven, Esa caverna salvaje donde los autodidactas Se pierden todo el tiempo, Hasta llegar (las piernas rotas, el alma ennegrecida) A las reuniones de alcohólicos anónimos Donde les dicen con sorna que sólo Dios puede salvarlos. Por un momento parecía algo diferente Un destello nuevo, una voz de enfant terrible Que se alza en medio del salón, cojeando en su sonrisa Para decir algo ingenioso. Pero esta ciudad es como un mar divino, Rojo de plomo, de compuestos sintéticos e ilusiones frustradas, Que tapiza su lecho con los huesos de sus hijos. Dicen que ya no recuerdo ni el nombre de mis padres, Que la saliva me escurre lentamente por los labios. Pero en mi mente que no articula ya palabras Todo el día recuerdo. Petit, el poeta Cuando menos, cuando menos un par de mujeres Estarian encantadas de casarse conmigo, Ser las madres de mis hijos, Sacarme del lodo y l