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Mostrando las entradas de abril, 2011

Ahi está tu narcocultura

En respuesta a la columna de Yepez en Diario Milenio. Qué chula mi narcocultura Se le olvida decirnos que el crimen organizado, a raíz de esta guerra, se ha diversificado a gran escala. Obtienen también su dinero de la extorsión, el secuestro, el robo de automóviles. Se le olvida decirnos que las corporaciones policíacas y castrenses también le han entrado a ese negocio, y que la explosión de violencia se debe en gran parte a eso, aunado a la falta de tacto de dichas corporaciones para tratar con civiles. Se le olvida decirnos que si, si hay propuestas alternas que no se han seguido, como la creación de hospitales y clínicas de rehabilitación supervisados por el estado o el combate a la corrupción y lavado de dinero que se realiza en bancos, empresas y dependencias del gobierno de los tres niveles. Se le olvida que la gran mayoría de consumidores de sustancias, es decir, al por mayor, pertenecen a estratos sociales olvidados por las instituciones, sin oportunidades de trabajo ni el men

Javier Sicilia: Estamos hasta la madre… (Carta abierta a los políticos y a los criminales)

PROCESO / ABRIL 2011 El brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco, de Julio César Romero Jaime, de Luis Antonio Romero Jaime y de Gabriel Anejo Escalera, se suma a los de tantos otros muchachos y muchachas que han sido igualmente asesinados a lo largo y ancho del país a causa no sólo de la guerra desatada por el gobierno de Calderón contra el crimen organizado, sino del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor. No quiero, en esta carta, hablarles de las virtudes de mi hijo, que eran inmensas, ni de las de los otros muchachos que vi florecer a su lado, estudiando, jugando, amando, creciendo, para servir, como tantos otros muchachos, a este país que ustedes han desgarrado. Hablar de ello no serviría más que para conmover lo que ya de por sí conmueve el corazón de la ciudadanía hasta la indignación. No quiero tampoco hablar del dolor de mi familia y de la familia de cada uno de los muchachos des