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Mostrando las entradas de agosto, 2012
Humildad No te conocía teníamos amigos en común alguna que otra historia compartida amigos tuyos que ahora son mis enemigos No deja de sorprenderme tu muerte a una edad tan joven y de una enfermedad absurda un rayo doloroso que atraviesa el mundo y deja una canción y una huérfana como por accidente La muerte en lo que tiene de común hermana a los hombres y nos hace sentir ternura hasta por la más pequeña y triste de las cosas por eso Jesús al morir nos perdonaba pero es verdad que también nosotros perdonamos a él toda la antigua cólera divina Espero que al partir a pesar de la angustia negra que venía a asaltarte en las mañanas en la duermevela de quien sabe su destino truncado hayas dedicado un pensamiento generoso a los hombres pensamiento en el que me incluyo no con nombre y apellido sino sólo en aquella abstracción general de la ternura en la humildad de la muerte de los dioses Quiero creer que fue así quiero c
 “ Esta es mi mano y puedo moverla. Y yo voy a jugar ajedrez con el diablo.” El séptimo sello 1 Resplandores de anémona, pende la calma sobre los seres. Sigues, sol, transcursos no humanos, te nutre el polvo de nuestra muerte. 2 Y así, nacemos al mundo, a la frugalidad del silencio y las auroras repetidas, al tiempo y la derrota. Partícula tuya, sol, abrimos los ojos a la tierra presente, sentimos el viento y la hierba entre las manos. 3 Sin embargo viene la discordia con su manzana verde. Viene la nada cantando: soy tu sombra, soy tu sombra. Viene el dolor como un perro amigable. Cada mañana debemos jugar ajedrez con el diablo.
Esa cosa aburrida, a la vez linda, que se llama entre lunes y muerte.