Humildad No te conocía teníamos amigos en común alguna que otra historia compartida amigos tuyos que ahora son mis enemigos No deja de sorprenderme tu muerte a una edad tan joven y de una enfermedad absurda un rayo doloroso que atraviesa el mundo y deja una canción y una huérfana como por accidente La muerte en lo que tiene de común hermana a los hombres y nos hace sentir ternura hasta por la más pequeña y triste de las cosas por eso Jesús al morir nos perdonaba pero es verdad que también nosotros perdonamos a él toda la antigua cólera divina Espero que al partir a pesar de la angustia negra que venía a asaltarte en las mañanas en la duermevela de quien sabe su destino truncado hayas dedicado un pensamiento generoso a los hombres pensamiento en el que me incluyo no con nombre y apellido sino sólo en aquella abstracción general de la ternura en la humildad de la muerte de los dioses Quiero creer que fue así quiero c
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“ Esta es mi mano y puedo moverla. Y yo voy a jugar ajedrez con el diablo.” El séptimo sello 1 Resplandores de anémona, pende la calma sobre los seres. Sigues, sol, transcursos no humanos, te nutre el polvo de nuestra muerte. 2 Y así, nacemos al mundo, a la frugalidad del silencio y las auroras repetidas, al tiempo y la derrota. Partícula tuya, sol, abrimos los ojos a la tierra presente, sentimos el viento y la hierba entre las manos. 3 Sin embargo viene la discordia con su manzana verde. Viene la nada cantando: soy tu sombra, soy tu sombra. Viene el dolor como un perro amigable. Cada mañana debemos jugar ajedrez con el diablo.