¿Me veo bien? ¿No tengo barba o algo así?

Si hace diez años hubiese leído mis poemas de hoy en día
pensaría que estoy ante un pésimo poeta
porque ni siquiera dejo brillantina entre los versos
(o por lo menos macarrones con pegamento blanco
como postal para mamá
en el millonésimo cumpleaños de su tristeza de madre)
y ni qué decir de la manera en que se cortan
(los versos, obvio)
que son cada vez más raras

Y no es que experimente
qué horror
y no es que no estemos ante un pésimo poeta
(cabe aclarar cosas entre paréntesis)
pero ese muchacho de veinte años
era bastante él mismo un gran pendejo
aunque diferente pendejo al de ahora

Quisiera explicarle que uno vive de frases o gestos
muchas frases
muchos gestos
o risas ajenas
o sonrisas por cámara
y momentos sagrados
a las once de la noche en otro lado del mundo
con lubricante y bello aparataje suplente

Decirle
que no calmará nunca su afición por todo aquello que enferma
que le dirán mil veces en el futuro
que el poeta no arde
y que tienen gran razón
-una razón calificada-
aunque no sea ni medianamente cierto
(dicen ya desde los griegos
un tal Pármenides o algo
que entre la opinión y la realidad objetiva
existe un abismo inconsolable)

Ve y préndele fuego a tu mierda
le diría
hasta los cimientos aburridísimos de tus problemas mortales
en diez años estarás en un hotel bananero
lleno de una rabia sorda
incómoda y ambigua para todos aquellos que lean

tu poema


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